Una vez que hemos aprendido y puesto a la práctica la
forma de comer sano, recurrimos a trucos de belleza para completar nuestra
belleza exterior e interior.
Una de las mayores fuentes de belleza son las algas marinas.
Estas algas normalmente se encuentran cerca de la
superficie del mar, pues deben realizar la fotosíntesis, y es precisamente
según la cantidad de luz que reciban, que obtienen su extraña y diversa
coloración. De esta manera, las que están más arriba son las rojas, luego las marrones, después continúan las verdes y por último están las azules,
que son las que menos luz reciben.
Las algas
hidratan la piel, tienen efecto drenante y oxigenante, eliminan toxinas y
aportan minerales.
Las aplicaciones
cosméticas de las algas son las más conocidas, aunque no las únicas, se emplean
en cremas, champús, lociones, etc.
La combinación de
diferentes tipos de algas tienen efectos reductores y anticelulíticos y
retrasan el envejecimiento de la piel.
El consumo de algas es muy saludable: no engordan, aportan
vitaminas, minerales y proteínas de fácil digestión y su elevado contenido en
fibra y su aportación de ácidos grasos poli-insaturados ayudan a mantener el
organismo en forma. Se le atribuyen propiedades reguladoras del colesterol y
depurativas del organismo
La Uva
Aceite
de oliva
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